sábado, 10 de julio de 2010

Seres del inframundo (Mª José)

A veces hablo con mi perro-oso y le cuento cómo murió Frosti, absorbido por la "vaporetta".
No hubo sangre, sólo alaridos y vapor de agua... Ahora ya no puede haber otro monstruo de la pelusa, por el maldito invento de las camas-nido, pero en Madrid está surgiendo otro ser bajo el televisor.
"El mundo real" (como alguien llamó a lo que había debajo de mi cama) era la idílica ciudad dónde habitaba, con barbies y autocaravanas rosas.
Ahora Frosti ya no está, sólo hay cajones llenos de pijamas, cosas absurdas y, quizá, algún recuerdo o alguna idea.

Y mi perro-oso da vueltas dentro de la lavadora, para luego colgarle por las orejas.