domingo, 9 de diciembre de 2012

Fuera de Contexto por Oly


Cuanto más lo piensas, más te torturas. Cuanto más huyes de la Obsesión, más te persigue, más te acecha.
No hay remedio cuando se es así. Podría decirse que estamos “rotos”… Siempre he pensado en ello. Hay gente que simplemente nace así, como si te faltara un resorte en la cabeza. Siempre has sabido que eres diferente, lo has notado. Y, durante mucho tiempo – una vida entera – has intentado cambiarlo. Ser, simplemente, normal…
Nos dicen que debemos vivir en el “mundo real”… ¡Cómo si fuera tan fácil! No se imaginan lo que es vivir en nuestras cabezas – no sobrevivirían ni una noche en ellas –. No lo hemos elegido. Nos dejamos llevar por nuestras Obsesiones pensando que, tal vez, el infierno de nuestras mentes se calentará con el fuego de éstas (el infierno, como ya he dicho muchas veces, está hecho de hielo abrasador).
A menudo silenciamos nuestra mente con drogas y alcohol – ¡Bendito manjar de dioses! ¡Bendito su calor en mis venas! ¡Bendito el Paraíso al que me lleva! –. Pero hemos visto que así sólo hacemos daño a la gente que nos quiere. Y, por ellos, lo seguimos intentando, luchamos por ser normales, por vivir en su “mundo real”…
… Y cada día morimos un poco más. Y nos sentimos más solos. Y quemamos otro cartucho de Obsesión para derretir nuestro infierno.
Somos una revolución fuera de contexto. Auténticos románticos del siglo XXI, buscando la aventura, soñando despiertos entre brumas de opio. Somos Dorian Grey tratando de ser inmortales, tratando de encontrar algo que nos llene un vacío que no es posible llenar.
Somos niños perdidos, eternos adolescentes. Sólo queremos sentir.
Y lo volvemos a intentar. Renegamos de nosotros mismos, de nuestra esencia, y el infierno se congela un poco más. Y los días se convierten en una tortura, el tiempo no pasa – pero claro que pasa, es implacable –, y nos sentimos aún más fuera de lugar. Esos días ya no lo intentas, sólo tienes sueños que acaban con un fundido a rojo. Maldices. Lloras. Gritas.
La Felicidad no se hizo para nosotros. Sólo existe Obsesión. Su dulce aroma te reclama. Y vuelves a empezar otra vez… Pero, por los que amar, lo vuelves a intentar. Porque ves su dolor cuando te miran, cuando saben que eres diferente y que nunca podrán hacer nada para ayudarte.
Sólo nos queda seguir luchando, persiguiendo ballenas, derrotando molinos de viento; quemando cartuchos de Obsesión, dinamitando bloques de hielo de nuestro infierno mental… Sin esperanza, pero valientes. Luchando.

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