jueves, 29 de abril de 2010

Circunstancias 6.0 por Oly

Parece que han pasado años desde la última vez que observó por la ventana. La persona anónima se sabe de memoria la vista: es la misma que la de su infancia. Aunque ésta vez refleja también su futuro. La persona anónima respira hondo el frío aire que entra por la ventana abierta.


Han pasado años desde que el Impaciente sintió por primera vez “eso” al acostarse. La Soledad ha hecho presencia todas esas noches. Incluso ahora, cuando una melena rubia, adolescente como él, lo acompaña en la cama del motel.

Libertad mira la Luna de París. Lleva meses recorriendo carreteras junto a sus amigos: “los melenudos”, como los llamaba su padre –una leve sonrisa rompe la monotonía de su cara debido al recuerdo-. Sólo puede mirar hacia delante, ya que, igual que las olas en la orilla de la playa, la vida ha ido borrando sus pisadas.

<< ¡Qué injusta es la vida! Aquí estoy yo, en este frío hospital, viendo a mi mujer morirse de Cáncer. Mientras otros tienen a su gran amor al lado y no lo saben apreciar. “Tranquila mi amor, mi vida, mi destino… Este suplicio acabará pronto. Y prometo seguirte en cuanto te vayas”>>.

Ella se asoma a la ventana disimuladamente. Sólo llega a distinguir una nube de humo bajo la incesante lluvia. Porros aún sigue en el banco del parque que hay bajo la ventana de su cuarto.

Los ojos de la persona anónima le escuecen como si llorara ácido. Con las manos azuladas por el frío se acuesta en la cama tras cerrar la ventana. ¡Cómo echaba de menos estos momentos!

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