jueves, 29 de abril de 2010

Disertación por Oly

Mirando hacia atrás en mi vida, todo parece soñado.
Todo lo vivido, toda la gente que conocí... A penas si puedo ver sus caras con nitidez en mi memoria.
Pensar que una vez viví todo aquello... Ya no distingo lo real de lo que no lo es. Y eso me produce un enorme dolor, tan profundo que he aprendido a convivir con él.
Aunque, a veces, como ahora, me falta el aire y me cuesta respirar y es como si yo fuera despacio... Como si todo a mi alrededor hubiera aunmentado su velocidad y yo siguiera a las mismas revoluciones por minuto.
Y una vez más, todo es un sueño...
Como en las películas, aparece con los bordes difuminados para que los espectadores comprendan que no es más que un sueño del personaje. Y al igual que en esas escenas, yo, como personaje, no averiguo que es solo un sueño, mientras todos a mi alrededor ya conocen la trampa y prosiguen con sus vidas.
¿Qué debo hacer?
Seguir soñando o despertar de una vez...
Pero puede ser tan grande la caída que incluso me llegue a matar. Y si así fuera, ¿cómo diferenciaría si es sueño o realidad?
Aunque, bien pensado, daría igual, pues, confudiéndolo con un sueño, seguiría igual que hasta ahora: soñando. Y si lo tomara por real siendo sueño, me dejaría morir.
Al final, todo lleva a lo mismo.
Me siento como Segismundo o Don Quijote, muerta en vida, pero viva en sueño.
Loca de tanto soñar o, mejor dicho, vivir un sueño del que no tengo conciencia como tal, sino como de algo real que está por encima de mí y que nadie podrá llegar a comprender.
Miro las fotografías de la estancia.
¿Quién es esa gente?¿Quién soy yo? ¿Es real o sólo es creación de mi alterada imaginación? Si fuera esto último, ¿cómo se ha materializado de esa manera? Tiene clara explicación: al no ser más que una ensoñación, la "magia" es el gran poder que realiza actos tales como éste para que el personaje no descubra su verdad.
La inmensa verdad de su vida: que todo es mentira, que lo material no es más que meras sombras que se desvanecerían al contacto con la realidad, que su vida no existe y, por tanto, el personaje, el soñador, yo, tampoco.

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