jueves, 29 de abril de 2010

Circunstancias 9.0 por Oly

Las noches son ya algo más cálidas. Para celebrarlo, la persona anónima se asoma a la ventana, mirando las estrellas.

Tirada en el suelo de la estancia está una Barbie descabezada. Es un baño. La Niña -que ya no es tan niña- vomita ruidosamente sobre el váter. Su madre golpea frenéticamente la puerta, La Niña -ya no tan niña- se mira al espejo y es incapaz de recordar por qué ella es más bonita que su Barbie de medidas perfectas.


Ha sido duro. Superman golpea duramente el saco de boxeo tratando de desahogarse, de sacar toda su rabia. "Unos minutos antes y... tal vez...". Nada podía haber frenado a aquel hombre que acuchilló a su mujer y a su hijo. A pesar de haber llegado tarde, Superman sabe que gracias a él, ese "hombre" ya no podrá hacerle daño a nadie.


Evitando la tentación, la Enamorada se refugia en su ajetreada vida. Aún recuerda la última vez que subió a la Máquina del Tiempo: llegó al bar de su vida anterior -de su vida con el Enamorado- buscando con ansia, con necesidad, los ojos marrones del Enamorado... y sólo encontró una mesa vacía.


El Visionario camina velozmente por la abarrotada acera. Choca con gente a la que no pide perdón. De camino a su enorme y ostentosa casa habla por el movil. "¡Imbécil! Te he dicho que no quería acciones de esa empresa... ¡Me importa una mierda!... ¡Deshazte de ellas!". Al entrar en su casa, pasa delante de su mujer e hijo sin morarlos, directo a su despacho. El Visionario sabe lo que es mejor para sus negocios.


Las estrellas resultan hipnóticas en noches despejadas como ésta. La persona anónima cierra la ventana pero tarda un rato en alejarse de ella.

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